Mi tiempo en Roma: Reflexiones desde la Ciudad Eterna

Por Guillermo Yan Alfonso, Director de Desarrollo de Líderes, Sinergia FLT

Y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” – Lucas 24:47

Entre el 30 de mayo y el 4 de junio tuve el privilegio de visitar Roma, la llamada Ciudad Eterna, como parte de la iniciativa Preaching Peace. Esta experiencia no solo fue formativa en lo académico, sino profundamente transformadora en lo espiritual.

Durante tres días, más de 55 líderes de la comunidad Psalms Street nos reunimos en el sótano del Hotel Universo y en restaurantes locales para explorar cómo predicar el evangelio en contextos difíciles. Uno de los momentos más impactantes fue la caminata al Monte Palatino, el lugar mítico del origen de Roma. Allí, y especialmente en el Coliseo Romano, medité sobre la brutalidad que marcaba la vida pública de aquella época: espectáculos donde la muerte y la diversión se mezclaban para entretener a las masas. Prisioneros de guerra, animales salvajes, cristianos y gladiadores eran sacrificados para mantener entretenido a un pueblo hambriento de violencia y distracción.

Esa visita dejó una pregunta resonando en mi corazón: ¿A quiénes hemos elegido hoy, en República Dominicana, como víctimas colectivas o individuales para distraernos de nuestra realidad? La figura de la “víctima perdonadora” aquella que, en lugar de venganza, ofrece reconciliación, se vuelve central en este contexto. Recuerdo cómo, de niño, usé la lucha como escudo para no convertirme en el objeto del abuso de otros. Hoy, elijo no participar en sistemas que oprimen para entretener.

En nombre de Jesús se predicó en Roma hace siglos. Allí murieron muchos mártires por proclamar el evangelio de la paz. Aquellos cristianos, aún frente a sus verdugos, anunciaban el perdón de los pecados. Hoy, en junio de 2025, Roma celebra un nuevo jubileo, y nuevamente el mensaje de esperanza resuena.

Agradezco a Psalms Street, especialmente a Jessica y Kris, por incluirme en esta jornada, y a Mario Luis, nuestro Director Ejecutivo en Sinergia FLT, por conectarnos. También doy gracias a Dios por la vida y enseñanzas de James Alison, quien nos ayudó a ver cómo el soplo del Espíritu Santo nos transforma en nueva creación.